Todos estábamos esperando la llegada de la Semana Santa y no por las procesiones, ¡sino por las torrijas! La manera más sencilla y deliciosa con la que festejar esta semana con la familia, con amigos ¡o incluso sólo!

Ingredientes:

–       Pan especial de torrijas ó pan común en rebanadas.

–       Leche entera y/o vino.

–       La cáscara de medio limón.

–       Una ramita de canela.

–       Aceite de oliva virgen extra.

–       Huevos.

–       Azúcar y canela en polvo ó miel.

El pan:

El pan perfecto para esta receta debe tener una corteza fina y una miga densa. Dato importante: un pan que este tirando a seco, absorbe y retiene mejor la leche. Por lo que obtendremos unas torrijas mucho más jugosas.

Si decidimos emplear el pan común de toda la vida, el grosor de las rebanas es cuestión de gustos. Pero si las cortamos de unos 2 cm, para que nos queden gorditas, nos quedarán más jugosas y con más sabor.

Infusionar la leche:

A continuación, pondremos la leche a calentar e introduciremos en ella la ramita de canela y la cáscara del medio limón. Antes de que llegue a hervir la retiraremos y la dejaremos enfriar. Como algo opcional, le podemos añadir alguna que otra cucharada de azúcar.

 Una vez la leche esté fría la colaremos. Seguidamente pondremos las torrijas en una bandeja y las empaparemos con la leche. Las dejamos durante unos 10 minutos.

La fritura:

Cuando estén bien empapadas, pero sin que se lleguen a deshacer, las pasamos por huevo batido. A continuación, las freímos en abundante aceite caliente.

Se recomienda el aceite de oliva virgen extra por el toque de sabor que aporta, pero realmente es cuestión de gustos. Para evitar que se nos pongan demasiado oscuras por el aceite, tendremos que cambiarlo cuando sea necesario.

El acabado:

Para el acabado tenemos dos opciones: una mezcla de azúcar y canela en polvo, en la que rebozaremos nuestras torrijas. Y, el aguamiel, con el que las bañaremos. Es preferible que ambos acabados los hagamos cuando las torrijas estén recién fritas.